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La verdad sobre el caso Harry Quebert – Jöel Dicker

Publicado: 21 de abril de 2014 de mapilove en Reseñas
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portada-verdad-sobre-caso-harry-quebertUna novela de suspense a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire.
En 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor -Harry Quebert, autor de una aclamada novela- y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan. Poco después, Harry es arrestado y acusado de asesinato al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín.
Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras busca demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad sólo llega al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido

Me recomendaron este libro por decenas de canales diferentes, y como siempre en estos casos, comencé a leerlo con una mezcla de desconfianza y expectación. Comienza bastante bien: la historia es atractiva y el argumento se desarrolla de modo razonablemente coherente. Sin embargo, enseguida se hace repetitivo y cursi hasta la saciedad.

Es cierto que el autor da varios giros argumentales para el despiste (y el desconcierto) del personal, de manera que hasta bien tarde no conoces la identidad del asesino. Supongo que aquí radica la razón de que se haya hecho tan conocido el libro. Pero, en mi caso, llegó un momento en que ya no me importaba quién era el dichoso asesino y qué diablos le había pasado a la niña de las narices, porque me aburría la historia y sus personajes.

En fin, una pena!!! Un buen comienzo, para un final insulso. Si no llevas muchas expectativas, está entretenido y te hace pasar un buen rato. Pero, nada más

Es el asesino perfecto. Nadie puede pararlo. Nadie puede encontrarlo. Eso cree él. Chicago, 1931. Harper Curtis, un vagabundo violento, se topa con una casa con un secreto tan sorprendente como su retorcida naturaleza: se abre a otros momentos del tiempo. Lo utilizará para acechar a sus «luminosas», elegidas con mucho cuidado, a través de las décadas, y quitarles su brillo.

«No es culpa mía. Es tuya. No deberías ser luminosa. No deberías obligarme a hacer esto».

Chicago, 1992. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Que se lo digan a Kirby Mazrachi, cuya vida se ha trastocado tras un brutal intento de asesinarla. Mientras lucha por encontrar a su atacante, su único aliado es Dan, un antiguo periodista de homicidios que se ocupó del caso y que trata de protegerla de su obsesión. A medida que Kirby avanza en la investigación descubre a otras chicas, las que no lo lograron. Las pruebas de los crímenes son… imposibles. Pero para una chica que debería estar muerta, imposible no quiere decir que no haya pasado…

Antes de empezar a hablar de este libro aviso de que es posible que cuente cosas de la trama de la novela pero es que me es imposible hablar de ella sin hacer mención a las muchas inconsistencias que tiene. Una vez dicho esto, para todo el que quiera leerlo y no le importe aquí esta mi opinión sobre este libro.

Este libro no me ha gustado nada, es un puro despropósito. Se que parezco muy tajante, voy a intentar explicarme.

Lo primero que hay que decir es que esta novela no es de ciencia ficción, así que todos los lectores que busquen este tipo de literatura que se desengañen antes de empezar a leerla. Aquí nos encontramos ante la típica novela de suspense a la cual para hacerla «mas interesante» le han añadido el componente de los viajes en el tiempo que realiza el asesino y ahí queda toda la trama de ciencia ficción.

Toda la trama sobre los viajes a distintas épocas esta muy cogida por los pelos. En ningún momento se explican cuales son las razones por las que el asesino se ve empujada a matar a determinadas mujeres, ni como las selecciona, ni como las busca, etc. (para mi lo de los objetos en la pared no es ninguna explicación). Dicho lo anterior obviamente tampoco esperemos una explicación sobre la casa que le permite viajar en el tiempo, ni como ha surgido, ni porque el asesino tiene acceso a ella mas allá de la peregrina explicación de los objetos relacionados con ella, ni porque el asesino se encuentra en un bucle temporal, etc. etc. etc.

La autora juega mucho con las paradojas temporales pero realmente no trata las mismas con un mínimo sentido, y eso nos lleva a encontrarnos muchos agujeros en la trama. Al final del libro no sabemos si nos encontramos ante un bucle temporal que se repite ad infitum o la protagonista ha conseguido romper ese bucle. Supongo que queda a la imaginación de cada uno.

En cuanto a la trama de suspense y la investigación que lleva a cabo la protagonista es otro despropósito. La acción va avanzado a saltos sin mucha consistencia y prácticamente las pistas para resolver el caso aparecen casi por encanto (minipunto para el documentalista del periódico que es un autentico crack). El remate final es como la protagonista da con el asesino, esperar 300 paginas para eso no tiene nombre.

Después de toda esta parrafasada todavía me pregunto como es que no abandone el libro y la respuesta es que realmente es muy fácil de leer y casi sin darte cuenta vas avanzando páginas hasta el final. No se explicarlo mejor, simplemente cuando me di cuenta de que este libro no merecía la pena ya lo había terminado.

Mi recomendación final es que este libro puede ser ideal como lectura veraniega o para acabar con el aburrimiento mientras esperas en una estación de tren, de autobús o en un aeropuerto. Más allá de este propósito no puedo entender que alguien pierda el tiempo en su lectura.

Una verdad delicada – John Le Carré

Publicado: 9 de enero de 2014 de webjoram en Reseñas
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verdad.jpgEn Gibraltar, la más preciada colonia del Reino Unido, se organiza una operación contraterrorista cuyo nombre en clave es Fauna. Su finalidad: capturar y secuestrar a un valiosísimo traficante de armas yihadista. Sus autores: un ambicioso ministro del Foreign Office, junto con un contratista de defensa privado que, además, es íntimo amigo suyo. Tan delicada es la operación que ni siquiera el asistente personal del ministro, Toby Bell, tiene acceso a ella.

Sospechando que existe una conspiración desastrosa, Toby intenta impedirla, pero se le asigna inmediatamente un destino en el extranjero. Al cabo de tres años, emplazado por sir Christopher Probyn, diplomático británico jubilado, en la decrépita casona de este en Cornualles, y vigilado de cerca por Emily, la hija de Probyn, Toby debe elegir entre la conciencia y su deber para con su servicio.

Si lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada, ¿cómo puede quedarse en silencio?

La gran virtud de John Le Carré ha sido dotar a las novelas de espías de un sello propio que las alejaba de las de los estereotipos del género que representan autores como Robert Ludlum, Tom Clancy, Frederick Forsyth etc. Sus personajes se alejaban del típico superespía que podemos ver en un James Bond, un Jason Bourne o un Jack Ryan. En su caso nos encontramos con hombres melancólicos, desengañados del trabajo, incomprendidos por sus superiores y compañeros, y que, en la mayoría de las ocasiones, se veían involucrados en situaciones «no buscadas» o empujados a hacer “lo correcto” en un mundo loco y atemorizado ante una posible tercera guerra mundial y donde todo valía para destruir al enemigo. Era fácil conectar con estos personajes, comprenderlos y hasta cierto punto quererlos.
Este estilo unido a unas tramas complejas, bien construidas y desarrolladas le sirvieron durante los años 70–80 para ser el autentico rey del genero de espías. Sus  novelas se consideraban mas que meros bestseller, tenían una calidad superior a la media. Con la caída del gran enemigo ruso, el cambio geopolítico y la búsqueda de nuevos enemigos Le Carré tuvo que adaptar sus tramas a esta nueva situación y es en este proceso donde los resultados no han sido tan buenos. En este siglo XXI pocas novelas de Le Carré pueden considerarse sobresalientes, quizás El sastre de panamá (1999) o El jardinero fiel (2003). El resto han sido novelas correctas en el mejor de los casos. En esta coyuntura llegamos a la novela objeto de esta entrada.

En Una verdad delicada encontramos muchas de las características que han marcado sus novelas: unos personajes bien construidos, unas descripciones que sin ser excesivas ayudan a sumergirte en la narración y un desarrollo de la historia bien resuelto sin abusar de los saltos temporales o los incisos para describir los pensamientos de los personajes a los que nos tiene acostumbrado el autor.
La novela gira en torno a dos personajes principalmente, Sir Probyn y Toby Bell. Aunque ambos son funcionarios del Foreing Office representan claramente dos épocas distintas y ven el mundo desde prismas opuestos. Sir Probyn es el claro ejemplo del funcionario leal, con una trayectoria intachable y para el cual es inconcebible que el país al que representa pueda llevar a cabo alguna acción reprobable. Por otro lado Toby Bell es un joven funcionario con grandes expectativas de futuro que es consciente de que el mundo en el que vive esta lleno de claroscuros y que en ocasiones hay que mirar para otro lado. Ambos personajes están condenados a encontrarse y enfrentarse a la cruda realidad y tomar una decisión que afectara al resto de sus vidas.

A pesar de que la novela tiene muchas de las virtudes de las mejores obras del autor le falta algo para llegar al nivel de sus mejores libros, quizás un desarrollo mejor de “los malos”, quizás un mayor drama, o simplemente que no se note tanto que nos encontramos ante una proclama del autor contra esas grandes corporaciones que se han adueñado del poder que antes ejercían las grandes potencias. Esa actitud de denuncia de la situación geopolítica actual es una vertiente que el autor ha desarrollado en sus ultimas novelas y aunque encomiable como concepto no ha conseguido llegar al lector de la misma manera que sus novelas anteriores. Quizás el enemigo actual no tiene el aura o glamour de una KGB todopoderosa, del Irán de Jomeini, etc. O quizás es que los lectores estamos inmunizados ante lo que nos cuenta el autor porque lo vemos/leemos todos los días en prensa o TV y no nos escandalizamos. En cualquier caso a la novela le falta ese punto de urgencia, de drama irresoluble que nos permita identificarnos con los protagonistas. En cierto modo sabemos como va a acabar la historia y el autor no logra sorprendernos. Es en este punto, el de la resolución del conflicto, donde tengo las principales quejas ya que el final de la novela, aunque previsible, me ha parecido abrupto. Quizás el autor quería dejar la historia abierta para que cada lector se imaginase un final propio pero en mi caso me ha defraudado mucho y con diferencia es lo que menos me ha gustado de la novela.

En conclusión nos encontramos ante una buena novela, entretenida, fácil de leer para lo que nos tiene acostumbrado este autor,  que gusta de plantear sus historias como si de un rompecabezas se tratara y exige del lector toda su atención para no perderse ningún detalle. Si te han gustado otras novelas de Le Carré posiblemente disfrutaras de esta, pero creo que podemos concluir que John Le Carré ya ha escrito sus mejores novelas y que estas ya no volverán.

Reseña: Holocausto Manhattan de Bruno Nievas

Publicado: 29 de julio de 2013 de webjoram en Reseñas
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17839167Septiembre de 2010. Mike Brenner imparte una clase en la universidad sobre ondas binaurales, un tema que le preocupa por las graves adicciones que generan y que nadie parece estar detectando. Poco antes, una camioneta de reparto está a punto de caer al río Hudson. Su conductor logra evitar el accidente, salvando así de una muerte segura a su familia, rehenes de unos tipos que quieren asegurarse de que cumple con su misión: transportar una bomba atómica al centro de Manhattan. Febrero de 1944. Leon Yeser, un adolescente judío, es separado de su madre y de su hermana pequeña nada más bajar de uno de los «trenes de la muerte». Al intentar ayudarlas es brutalmente golpeado por un soldado nazi, al que mira fijamente a los ojos. Entonces, algo sucede. Poco después el nazi, tembloroso, llama a la puerta del bloque 10 para pedirle ayuda a la única persona que puede entender lo que acaba de sucederle: el doctor Josef Mengele. Un thriller de acción trepidante y ritmo vertiginoso, que te dejará sin aliento por la agilidad de su trama y las impresionantes revelaciones que contiene

No tengo costumbre de realizar una reseña de un libro que no he leído pero en este caso voy a hacer una excepción. He conseguido llegar hasta el 40% del libro antes de decidir que no puedo más, que este libro no merece la pena el esfuerzo de terminarlo.

Leí el primer libro de Bruno Nievas y a pesar de sus defectos me pareció un libro interesante con una idea muy atrayente a la que quizás le faltaba una construcción de la trama más elaborada. Estas carencias las achaque a la inexperiencia del autor y a la falta de un editor que depurara la novela y eliminará las partes superfluas.

En Holocausto Manhattan esperaba encontrarme una novela  mejor que la anterior gracias a que el autor tenía más experiencia escribiendo y además había una editorial de prestigio detrás encargada de revisar y mejorar la edición de la propia novela. Mi desilusión ha sido mayúscula.

Es cierto que la novela esta mejor escrita aunque sigo encontrándome algunas frases que no hay Dios que las entienda y que no comprendo que un editor haya dejado pasar. Pero ahí ha quedado toda la mejoría.

Los personajes de la novela siguen adoleciendo de los mismos problemas que la anterior, meros clichés que parecen sacados de TV Movies de los ochenta. Son personajes sin alma, figuras de cartón piedra que para el lector no tienen ninguna trascendencia. Basta decir que cuando llevaba el 20% de la novela no había ningún personaje que me importara un pimiento y por mí en ese momento podía estallar la famosa bomba atómica y mandar todo Manhattan a freír espárragos.

La trama de la novela parece a priori atrayente, pero esa impresión dura aproximadamente 30 o 40 páginas a partir de ahí te das cuenta que todo lo que vas leer es totalmente previsible y que ya lo has leído antes.
La existencia de una nueva droga de diseño totalmente indetectable puede ser interesante como punto de partida pero este interés rápidamente se agota y te llevas a hacerte algunas preguntas ¿Una droga que nadie conoce y sin embargo existe una página web que se esta haciendo de oro vendiendola?¿A quien se la vende?¿Si es conocida por los adictos como no la conoce la policía? Como estas te surgen muchas preguntas que te muestran las muchas lagunas que existen en la trama. Y lo peor no son las lagunas en la trama, lo peor es cuando el autor decide realizar un triple salto mortal y te mete un nuevo elemento en la historia sin explicar porqué y con unas excusas peregrinas. Pongo dos ejemplos: la manera en que mete las teorías de Nostradamus en la conspiración o la manera en que descubre que la furgoneta lleva una bomba atómica (muy bien puestos los cartelitos de radioactividad encima de la bomba para que no haya dudas). Son simplemente recursos destinados a novelas juveniles para niños de 10-12 años.

La división de la historia en dos subtramas ambientadas en épocas distintas, la segunda guerra mundial y la actualidad, puede ser interesante pero en mi opinión la manera en que están estructuradas ambas historias en la novela es un auténtico caos. En ocasiones te encuentras que las escenas en Nueva York y en Auswitch están intercaladas sin ningún tipo de indicador más allá de un salto de línea, y en otras ocasiones esas escenas están previamente avisadas con un indicador de espacio tiempo que te permite ubicarte. Lo que no entiendo es porque no ha mantenido este sistema para toda la novela ¿se ha cansado de hacerlo?

La impresión que me ha dado este libro es que estamos ante una novela por encargo puro y duro. En realidad este libro me recuerda los concursos de cocina en los que al concursante le dan cinco o seis ingredientes y con ellos tiene que realizar un plato que tenga buena presencia y sea comestible. En el caso de este libro los ingredientes parecen haber sido Nazis, Judíos, Drogas, Conspiración y Bomba. El resultado: ni tiene buena presencia ni esta bueno.