Septiembre de 2010. Mike Brenner imparte una clase en la universidad sobre ondas binaurales, un tema que le preocupa por las graves adicciones que generan y que nadie parece estar detectando. Poco antes, una camioneta de reparto está a punto de caer al río Hudson. Su conductor logra evitar el accidente, salvando así de una muerte segura a su familia, rehenes de unos tipos que quieren asegurarse de que cumple con su misión: transportar una bomba atómica al centro de Manhattan. Febrero de 1944. Leon Yeser, un adolescente judío, es separado de su madre y de su hermana pequeña nada más bajar de uno de los «trenes de la muerte». Al intentar ayudarlas es brutalmente golpeado por un soldado nazi, al que mira fijamente a los ojos. Entonces, algo sucede. Poco después el nazi, tembloroso, llama a la puerta del bloque 10 para pedirle ayuda a la única persona que puede entender lo que acaba de sucederle: el doctor Josef Mengele. Un thriller de acción trepidante y ritmo vertiginoso, que te dejará sin aliento por la agilidad de su trama y las impresionantes revelaciones que contiene
No tengo costumbre de realizar una reseña de un libro que no he leído pero en este caso voy a hacer una excepción. He conseguido llegar hasta el 40% del libro antes de decidir que no puedo más, que este libro no merece la pena el esfuerzo de terminarlo.
Leí el primer libro de Bruno Nievas y a pesar de sus defectos me pareció un libro interesante con una idea muy atrayente a la que quizás le faltaba una construcción de la trama más elaborada. Estas carencias las achaque a la inexperiencia del autor y a la falta de un editor que depurara la novela y eliminará las partes superfluas.
En Holocausto Manhattan esperaba encontrarme una novela mejor que la anterior gracias a que el autor tenía más experiencia escribiendo y además había una editorial de prestigio detrás encargada de revisar y mejorar la edición de la propia novela. Mi desilusión ha sido mayúscula.
Es cierto que la novela esta mejor escrita aunque sigo encontrándome algunas frases que no hay Dios que las entienda y que no comprendo que un editor haya dejado pasar. Pero ahí ha quedado toda la mejoría.
Los personajes de la novela siguen adoleciendo de los mismos problemas que la anterior, meros clichés que parecen sacados de TV Movies de los ochenta. Son personajes sin alma, figuras de cartón piedra que para el lector no tienen ninguna trascendencia. Basta decir que cuando llevaba el 20% de la novela no había ningún personaje que me importara un pimiento y por mí en ese momento podía estallar la famosa bomba atómica y mandar todo Manhattan a freír espárragos.
La trama de la novela parece a priori atrayente, pero esa impresión dura aproximadamente 30 o 40 páginas a partir de ahí te das cuenta que todo lo que vas leer es totalmente previsible y que ya lo has leído antes.
La existencia de una nueva droga de diseño totalmente indetectable puede ser interesante como punto de partida pero este interés rápidamente se agota y te llevas a hacerte algunas preguntas ¿Una droga que nadie conoce y sin embargo existe una página web que se esta haciendo de oro vendiendola?¿A quien se la vende?¿Si es conocida por los adictos como no la conoce la policía? Como estas te surgen muchas preguntas que te muestran las muchas lagunas que existen en la trama. Y lo peor no son las lagunas en la trama, lo peor es cuando el autor decide realizar un triple salto mortal y te mete un nuevo elemento en la historia sin explicar porqué y con unas excusas peregrinas. Pongo dos ejemplos: la manera en que mete las teorías de Nostradamus en la conspiración o la manera en que descubre que la furgoneta lleva una bomba atómica (muy bien puestos los cartelitos de radioactividad encima de la bomba para que no haya dudas). Son simplemente recursos destinados a novelas juveniles para niños de 10-12 años.
La división de la historia en dos subtramas ambientadas en épocas distintas, la segunda guerra mundial y la actualidad, puede ser interesante pero en mi opinión la manera en que están estructuradas ambas historias en la novela es un auténtico caos. En ocasiones te encuentras que las escenas en Nueva York y en Auswitch están intercaladas sin ningún tipo de indicador más allá de un salto de línea, y en otras ocasiones esas escenas están previamente avisadas con un indicador de espacio tiempo que te permite ubicarte. Lo que no entiendo es porque no ha mantenido este sistema para toda la novela ¿se ha cansado de hacerlo?
La impresión que me ha dado este libro es que estamos ante una novela por encargo puro y duro. En realidad este libro me recuerda los concursos de cocina en los que al concursante le dan cinco o seis ingredientes y con ellos tiene que realizar un plato que tenga buena presencia y sea comestible. En el caso de este libro los ingredientes parecen haber sido Nazis, Judíos, Drogas, Conspiración y Bomba. El resultado: ni tiene buena presencia ni esta bueno.